El domingo las chicas se consagraron después de ganar el segundo partido de la serie final ante Isca Yacu. Un título que premia muchos años de trabajo por parte de los profes, mucha dedicación y esmero por parte de las jugadoras que son las pioneras en hacer picar la naranja en las canchas de la Universidad Nacional de San Juan.

La primera parte de la temporada se cerró con el objetivo cumplido, una buena campaña en la Súper Liga de Mendoza y con el triunfo en el segundo partido de la serie final del torneo sanjuanino ante un rival muy poderoso. En enero cuando comenzó el trabajo, la cima parecía muy lejana. Aunque llegaron refuerzos que le dieron mucho poder al juego que Fernando Llarena pensó para este equipo. Se trata de Guadalupe Burgoa la MVP de todo el torneo y de Melina Aballay que impuso presencia debajo del aro. También, el juego de Luz Pittaluga, Elina Rodríguez, Guadalupe Fernández, Paz Zamorano, junto a Sofía Núñez, Jimena Quiroga hicieron de un grupo de chicas que soñaban con ganar a convertirse en un equipo con mucho trabajo y que encontró su norte dentro de la cancha. A ellas se suman Lorna Valdivieso y Nicole Saso que también aportaron en partidos donde el equipo las necesitó.

Eso sin olvidar a Camila Aguilera que con sus apenas 16 años hizo de su habilidad un arma letal de Las Patitas, el tiró certero de tres puntos. Hay muchas cosas que llevan a un equipo a lograr subirse a lo más del podio de los campeones.

En el caso de Universidad hay una persona que inculcó el amor por el deporte y el sentido de pertenencia a las chicas, Rodolfo Luna, el querido Negro Luna al que mencionaron en cada nota o declaración de las jugadoras; apreció siempre un amor incondicional. Un hacedor de deportistas y un gran formador de personas que trabajó desde cero con el básquet femenino y que el domingo tuvo su premio; ver a sus enanas levantar la copa de campeonas.

El objetivo está cumplido, ahora las chicas miran la segunda parte de este 2025 para cumplir más objetivos. Se viene una nueva participación en Mendoza, estar entre las cuatro mejores del torneo clausura. Esas mismas metas que se plantearon a principio de año, aunque ahora no están tan lejos para ellas. El capítulo que más soñaron ya lo escribieron y ahora tienen hasta fin de año para escribir uno nuevo en la historia del básquet femenino de la UNSJ.